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Xavier Monteys

La casa como jardín

  • Martin Rosarioalıntı yaptı6 gün önce
    La misma representación del Paraíso, encerrado en sus muros, como espacio acotado preservado en medio de un paraje natural, lo convierte en realidad en un espacio interior, un lugar con puertas por las que se entra o se sale, y, mediante esta simple acción, se adquiere la noción de arquitectura y de interior
  • Martin Rosarioalıntı yaptı6 gün önce
    Todo convive según su propósito, la selva, con los jardines y las casas. No existe una diferenciación taxativa entre lo salvaje y lo doméstico, entre lo que se recolecta en un sitio y se siembra en otro.
  • Martin Rosarioalıntı yaptı6 gün önce
    Las casas sufren también procesos de transformación y se modifican con las aportaciones de sus moradores, quienes agregan objetos, muebles y colecciones, y las acercan conceptualmente al jardín al utilizar libre e intuitivamente sus espacios. Las casas trascienden así la nomenclatura administrativa de sus piezas según la normativa y se convierten en algo con mayor razón de ser, lo que plantea la duda de si es el usuario quien actúa sobre la casa, o a la inversa
  • Martin Rosarioalıntı yaptı6 gün önce
    el jardín, al igual que la ciudad o la casa, no es necesariamente algo nuevo formado a partir de la nada mediante un único impulso creativo original y simultáneo. El jardín incorpora más bien lo que ya estaba allí, ya sea vegetal —incluso las malas hierbas—48 o construido, y podríamos añadir también aquello que le es vecino, algo que evidencia cómo este se elabora con el tiempo y, sobre todo, en el tiempo. La ciudad o la casa pueden mirarse en él y verse reflejadas como obras en proceso que añaden y corrigen lo que ya está ahí y con lo que deberán formar algo con sentido, lo cual, desde el punto de vista actual, adquiere un cariz relevante. A estas alturas, llamar a esto preexistencia o contexto resulta parcial, inexacto y, en cierto modo, representa un descuido, pues “todo” ya estaba antes. Debemos pues trabajar con ello, moldear —también la casa— con un barro que ya está allí. Muchas casas que nos atraen han tenido en el tiempo un aliado que ha hecho que creciera su interés y belleza.
  • Martin Rosarioalıntı yaptı6 gün önce
    Al tratar de comparar la casa con el jardín, surge nítidamente la cuestión de la aparente falta de guion o de orden; es decir, aquello que puede suceder o no, lo accidental, lo contingente, lo imprevisible. El jardín representa eso.
  • Martin Rosarioalıntı yaptı6 gün önce
    En la casa como en el jardín ocurre lo mismo: con el tiempo, los objetos y los enseres que contiene tienden a colocarse unos encima o delante de otros, y es entonces cuando ese orden superpuesto alcanza la plenitud. En la casa, el orden superpuesto conlleva una sensibilidad que sobrepasa lo funcional y expresa el paso del tiempo, un orden que se sitúa en las antípodas de la doctrina minimalista y de su aflicción congénita. Revela un usuario artista, igual que el jardinero artista del que habla Gilles Clément o el jardinero poeta al que se refiere Jorn de Précy.
  • Martin Rosarioalıntı yaptı6 gün önce
    Este es el orden que impera en los jardines y que también contamina algunas casas. Es la expresión de la acumulación y del paso del tiempo; representa densidad y es contrario a la identificación del espacio con el “vacío”.
  • Martin Rosarioalıntı yaptı6 gün önce
    el jardín necesita que quien lo observe se percate de lo que en él sucede. Sin ese observador que lo testifique, el jardín será un lugar, pero nunca un espacio;
  • Martin Rosarioalıntı yaptı6 gün önce
    Llevar el jardín al corazón mismo de la casa, conscientes de que el interior se verá modificado permanentemente con el crecimiento de las plantas ligado a las estaciones; introducir lo incontrolable y el tiempo, y confundir superficies planas, ángulos y aristas. Las telas desbordantes de pájaros, flores y plantas tienen ese propósito.
  • Martin Rosarioalıntı yaptı6 gün önce
    La geometría, que era la forma sobre la que se ocupaban los jardineros para controlarlo, es una visión anticuada; ahora el jardín es libre, los parterres han sido desbordados y las plantas saltarán los muros del recinto del jardín para escaparse a la naturaleza. Ese es su futuro. Por otro lado, frente a ese modelo de jardín, Clément propone una visión poco esperanzadora para la arquitectura, para la cual, según sus palabras, su futuro es la ruina.
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