Eran totalmente opuestos en todo: Cassian era guapo, rico y rebosaba seguridad por los cuatro costados; Laura no tenía dinero y era increíblemente tímida desde que la abandonaron siendo solo una niña.
Cassian sabía que no tenía ningún lugar al que ir, por eso la dejó quedarse en su casa. Pero no esperaba acabar sintiéndose atraído por ella cuando descubrió que, bajo aquella frágil belleza, se escondía una mujer apasionada…
Laura nunca había pensado que acabaría siendo la amante de nadie… ¡y mucho menos la de Cassian! Aunque era el hombre de sus sueños, pronto se dio cuenta de que no se conformaba con ser su amante; deseaba ser su esposa…