En una situación sin salida, no tengo más opción que terminar. Mi vicia va a acabar en este pequeño pueblo de los Pirineos donde nadie me conoce. Le ruego que transmita mis pensamientos a mi amigo Adorno y que le explique la situación a la cual me he visto conducido. No dispongo de tiempo suficiente para escribir todas las cartas que habría deseado escribir».