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Hiromi Kawakami

El Señor Nakano Y Las Mujeres

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  • Sinhue_Masanalıntı yaptı5 yıl önce
    Profundizar en aquel sentimiento sólo me conduciría hacia un mundo vacío, pensé vagamente.
  • Michel Isidroalıntı yaptı4 yıl önce
    «Por primera vez me he enamorado de Takeo de verdad», pensé en un rincón de mi cerebro.
  • Michel Isidroalıntı yaptı4 yıl önce
    —Es una mujer fabulosa —susurró con admiración—. Fue una lástima lo que pasó.

    —¿Por qué no os reconciliáis? —le sugirió Masayo.

    —No creo que quiera —gruñó su hermano.
  • Michel Isidroalıntı yaptı4 yıl önce
    Las flores del jarrón parecían artificiales. En cambio, las que había metido en el tarro vacío de mayonesa tenían un aspecto más natural.
  • Michel Isidroalıntı yaptı4 yıl önce
    Todo el mundo deja entrever facetas de su carácter, pero nadie se abre por completo.
  • Michel Isidroalıntı yaptı4 yıl önce
    —Creo que en una empresa relacionada con la informática.

    —¿Crees? ¡Tú siempre a tu ritmo, Suganuma! —rio Sasaki.

    «A mi ritmo», repetí para mis adentros mientras caminaba por la calle con el ramo en la mano. Había pasado ocho meses trabajando con aquellas chicas. Había conocido a gente pérfida, gente amable, gente escrupulosa y gente peculiar. Y yo era la que iba «a mi ritmo»
  • Michel Isidroalıntı yaptı4 yıl önce
    —Por cierto, ¿sabías que los dueños de Poesie se han jubilado y le han traspasado el negocio a su hijo? Ya no es lo que era, ahora sólo venden tartas pretenciosas con nombres larguísimos.
  • Michel Isidroalıntı yaptı4 yıl önce
    Desde que había empezado el mes, el señor Nakano había adelgazado. Masayo me había dicho unos días atrás que Sakiko había roto con él, lisa y llanamente. «Todo el mundo adelgaza cuando termina una relación, ya sean jóvenes o viejos, hombres o mujeres», pensé.
  • Michel Isidroalıntı yaptı4 yıl önce
    —¡Jikkanme! —gritó una voz.
  • Michel Isidroalıntı yaptı4 yıl önce
    —Por eso estoy tan ocupada. ¡No doy abasto! —se lamentó, fumando un Seven Stars. Parecía verdaderamente angustiada.

    —Siempre es bueno tener unos ingresos extra —dije, y ella se echó a reír.

    —Hablas como una vieja.

    —Es que lo soy...

    —No exageres, ¡que acabas de cumplir los treinta!

    Interrumpimos la conversación para brindar
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