Somos criaturas sumamente sociales. Trabajamos sin tregua para superar al otro. Imagine que cada vez que su amigo le pregunta qué ha hecho hoy, le conteste exactamente de la misma manera. No creo que la amistad durara mucho. Los humanos buscan asombrar al otro, maravillarlo, inyectarle sorpresa, admiración, incredulidad. Para eso estamos programados, y es lo que buscamos mutuamente.