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Vlady Kociancich

La octava maravilla

  • b3957778284alıntı yaptı3 yıl önce
    La mentira es un trabajo duro; exige más constancia y dedicación que la verdad, porque está hecha de materiales frágiles y hay que apuntalarla y repararla a cada rato si uno quiere que se mantenga en pie.
  • Las hojas de la nochealıntı yaptı3 yıl önce
    Al fin y al cabo, la gente no está ahí para apuntalar nuestra vida en el momento en que uno lo necesita; tienen la suya. ¿Y cuánto tiempo hacía que yo no les prestaba atención, ensimismado como estaba en ordenar mis recuerdos?
  • b3957778284alıntı yaptı4 yıl önce
    He visto esto, siento y pienso esto otro. Cuando las definiciones son insuficientes para describir la experiencia, nacen las historias, y la raza de los nerviosos escribe,1 hermanada por el arrebato de enunciar.
  • Las hojas de la nochealıntı yaptı3 yıl önce
    De una sola cosa estoy seguro. Ese grito de angustia que se oye en esta noche de verano, que sube desde el jardín y penetra por la ventana abierta, no es el mío.
    Yo soy feliz
  • Las hojas de la nochealıntı yaptı3 yıl önce
    Pero bajo al jardín, me siento sobre el pasto fresco, y puedo estar en todas las ciudades, ser todas las personas que aún contengo. Y puedo hablar sin rencor con Paco Stein, puedo abrazar cándidamente a Victoria, bromear con el chico de la playa de estacionamiento, aceptar las propuestas de Juan Pablo Miller, besar las lágrimas de la mujer de Nikolai, ayudar a mi padre en la carpintería, asistir, vestido de etiqueta, a una fiesta en algún congreso.
  • Las hojas de la nochealıntı yaptı3 yıl önce
    No sé si el lugar en que escribo pertenece a Buenos Aires o a Berlín, a las dos a la vez o a ninguna. No sé si la película corresponde al pasado o al futuro, si he leído el diario ayer, hace un mes o mañana. No sé a qué calendario, a qué reloj, se atan estas últimas horas.
  • Las hojas de la nochealıntı yaptı3 yıl önce
    He mentido razonablemente, día por día, hora por hora, minuto por minuto, palabra por palabra, hasta el 23 de febrero. He apelado a todas las astucias, a todos los engaños, a todos los trucos. No me queda más que la verdad y la verdad es un gran espacio en blanco.
  • Las hojas de la nochealıntı yaptı3 yıl önce
    Y lo vi.
    Ahí estaba la gran avenida entre altos edificios y la entrada suntuosa del Hotel Kempinski. La garra oscura de la catedral bombardeada. El desvío de la calle de tierra. El puente de hierro que atravesaba un tren. Vi a Frieda Preutz parada en la esquina, de tapado y sombrero, y más allá el cartel de “Giulio”, hamacándose en el viento y la lluvia, y la manzana con el agujero de un patio y el gran reloj de hierro detenido en las diez.
  • Las hojas de la nochealıntı yaptı3 yıl önce
    No fue un sueño –decía Safet–. Ahí estuviste. No fue un sueño. Aquí está la película que lo prueba
  • Las hojas de la nochealıntı yaptı3 yıl önce
    Aplicado a olvidar, olvidé. Trabajaba rutinariamente en la editorial, vivía rutinariamente en mi casa. El encierro y la soledad me protegían como el abrazo de una madre. Cuando las pesadillas me asolaban, salía al balcón y miraba el jardín, la firme palmera, las plantas.
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