vuelven humildes los dolores. En esa soledad prohibida
Amanda Páez Berlienalıntı yaptı2 yıl önce
Quien se lee a sí mismo encuentra faltas de ortografía, faltas de su verdad, faltas de las que nació el tiempo sin vos, donde la falta era uno. A Mara
Amanda Páez Berlienalıntı yaptı2 yıl önce
Parecés un castigo que no se puede barrer. Hay que subir paredes del amor por la escalera de uno y devolver las joyas.
Ingrid Garcíaalıntı yaptı2 yıl önce
El otro que habla El crepúsculo que quiere ser
sin condiciones toca
las viejas cuerdas de un piano ciego.
¿Qué hilachas del azar tejen
esta desdicha desvelada? ¿Qué
pasado septiembre en
el hambre del tiempo entre
el tiempo y su hambre del
compás que acuña penumbras
en mi cara? El tranvía
que me llevaba a las humillaciones
del cuartel ha muerto. Pero no.
Chirrían los rieles de sus
procesiones sin fin en lo que flota
de mí a mí todavía.
Ingrid Garcíaalıntı yaptı2 yıl önce
La cosa El cambio de la cosa no es
la cosa. Esto es cierto.
La cosa no es el cambio. Esto
es verdad. ¿En qué se convierten,
los dos atados o unidos por
un hilo del cuerpo?
¿Cómo se llama eso? El cambio
bebió los vinos de la cosa y
también su enfermedad. ¿Se vuelve
salud para la cosa y enferma?
¿Y la cosa qué hace?
¿Sabe que verse como esencia es
un vicio de la eternidad?
¿Se perderá en olvidos de la imaginación?
En un batir de cielo
contra la cara cabe
la palabra que nunca volvió
o su música ida.
Ingrid Garcíaalıntı yaptı2 yıl önce
Tal vez Nunca leerá las líneas de amor que le escribieron. Perdidas en el papel, ausentes, solas, sin salida, sin resplandores que le dieron forma, sin puente que cruzar pudieran. Nació una eternidad.