Las futbolistas que desafiaron a Mussolini

Si hubiese un deporte que la mujer no debiera practicar
es, justamente, el fútbol.
LO SPORT FASCISTA, diciembre de 1931

Debíamos hacer todo con moderación porque, obviamente, éramos mujeres.

Estaba totalmente feliz y, de repente, la opinión de esos dos hombres que hablaban sobre qué y cuánto deporte podía practicar ha empezado a hacer que me doliese el estómago.

Todo lo que hacíamos parecía estar mal. Nos enfrentábamos solas y con nuestras propias manos al fascismo y, a nuestro pesar, empezábamos a darnos cuenta.

Alzaban la voz, se peleaban durante horas y aprendieron a quererse. Cuando por fin se casaron, trajeron sus teorías a casa y también nosotras, sus hijas, aprendimos un poco el sentido de aquellas palabras. Huelgas, despidos, aumentos salariales.

Ni siquiera podíamos correr, al menos no mucho. Debíamos hacer todo con moderación porque, obviamente, éramos mujeres. Y el régimen había dicho en varias ocasiones que así debía ser el fútbol femenino: mode-rado.

Si hubiese un deporte que la mujer no debiera practicar

es, justamente, el fútbol.

LO SPORT FASCISTA, diciembre de 1931

—Sabe, doctor Brighenti, del fútbol me emociona todo: las dinámicas de grupo, los vestuarios, el objetivo, la unión para conseguirlo, solventar las dificultades, la comunicación. El partido, los entrenamientos, los considero una vida en pequeño. El fútbol es un deporte de relaciones. Quizás por eso me gusta tanto, porque veo en el fútbol una vida en miniatura, tal vez una incluso mejor que la que nos ha tocado vivir en estos tiempos.

Los hombres nos discuten maravillados y con curiosidad, pero no hay nada que debatir porque el deporte ya ha conquistado a la mujer.

Los nazis pasaron de ser una fuerza revolucionaria a fuerza gubernamental y pronto se quitaron la máscara.