Ciudad abierta

Y de tanto en tanto yo necesitaba salir de Estados Unidos, ese país terrible, hipócrita, santurrón. A veces realmente no lo soporto.

Y siempre me divierte pensar que una vez estuvo allí la reina de Suecia, y la pobre fue con su marido, y me parece, vea usted, que ella no tenía ni idea de que el sujeto era un mariposón.

La doctora Maillotte también debió de dormir, pero cuando me desperté estaba leyendo de nuevo.

Debía ser usted muy decidida, dije. Hombre, no, no, una no piensa así, dijo ella, simplemente encuentra lo que ha de hacer, lo hace y punto.

No me olvidaré de ese día mientras viva y nunca seré más feliz que ese día.

El día que al fin se fueron, el día que acabó la guerra para Bélgica, fue el día más feliz de mi vida.

Tenía una dicción precisa y un acento apenas vagamente europeo.

Estoy retirada pero quería participar en algo voluntario, así que estuve en Harlem.

Bueno, supongo que es verdad, dije yo, somos un poco agresivos, pero creo que es porque queremos prosperar, hacer notar nuestra presencia.

No tienen un concepto tan alto de su lugar en el mundo.