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Emmanuel Carrère

El bigote

  • Gilberto Julio Marquina Castilloalıntı yaptı3 yıl önce
    Rió ahogadamente, con la aprensión clásica del enfermo que, en la sala de espera del médico, teme ver esfumarse los síntomas que se disponía a exponerle.
  • Ceciliuxalıntı yaptı3 ay önce
    por debajo del mentón, de una oreja a otra, tensa la mente hasta el último segundo, dominando el gorgoteo, el estremecimiento de las piernas y del vientre sobre el que el espejo se rompía, tenso y aplacado por la certeza de que ahora todo había terminado, estaba en orden
  • Ceciliuxalıntı yaptı3 ay önce
    temiendo que le faltaran las fuerzas para llevársela al cuello, pero lo logró
  • Ceciliuxalıntı yaptı3 ay önce
    Agnès lo recibiría cariñosamente en el aeropuerto, sabría la hora exacta de su regreso. Ella no se acordaría de nada, él tampoco, todo habría vuelto a estar en orden
  • Ceciliuxalıntı yaptı3 ay önce
    Regresaría de Hong Kong, persuadido con toda la razón de haber realizado un viaje de negocios por cuenta del estudio
  • Ceciliuxalıntı yaptı3 ay önce
    ¿Dónde estaba ella? ¿Qué hacía? ¿Qué pensaba? ¿Seguía hablando, comiendo, bebiendo, durmiendo? ¿Efectuando los gestos de la vida cotidiana, pese a aquella insoportable incertidumbre? ¿Se acordaba, por lo menos, de que él había desaparecido? ¿De que él había existido?

    ¡Qué fuerte!

  • Ceciliuxalıntı yaptı3 ay önce
    mientras Agnès no hubiera puesto el contestador en marcha. Acabaría por hacerlo, a menos que estuviera estropeado, o bien... Sonrió sin alegría: a menos que Agnès le asegure cuando hablen, si es que hablan aún un día, que nunca han tenido contestador
  • Ceciliuxalıntı yaptı3 ay önce
    No estaba loco. Agnès, Jérôme y los demás, tampoco. Sólo que el orden del mundo había sufrido un desajuste a la vez abominable y discreto, inadvertido para todos salvo para él, lo cual lo colocaba en la situación del único testigo de un crimen, a quien por consiguiente es preciso matar
  • Ceciliuxalıntı yaptı3 ay önce
    Sabía, sin embargo, que estaba en sus cabales, aunque la mayoría de los locos mantienen esa misma convicción, por nada del mundo darían su brazo a torcer, y él no ignoraba que a los ojos de la sociedad una desgracia como la suya no podía significar sino la demencia
  • Ceciliuxalıntı yaptı3 ay önce
    Tomaría el rostro de Agnès entre sus manos, lo acariciaría, ¿y después? Y después sería parecido, más doloroso aún tras la esperanza de una mejoría
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