Manuscritos Iluminados

arte de la decoración del libro impreso ganaba fuerza en la atmósfera humanista de la literatura y la educación. Los manuscritos eran iluminados por los más allegados al rey únicamente en los casos especiales, hasta cierto punto por la fuerza de la costumbre.

Giangaleazzo Visconti, un apasionado bibliófilo, era el patrono de grandes maestros como Giovanni dei Grassi y Michelino da Besozzo, quienes decoraban e iluminaban espléndidos manuscritos con virtuosismo sin igual.

Fue en la corte francesa donde surgió por vez primera la tradición del patronato ilustrado y del amor por los libros. Se inició con Juan el Bueno, continuó con el “rey sabio” Carlos V, cuya biblioteca tenía 900 volúmenes sobre muchos temas, y floreció bajo Felipe el Audaz, duque de Borgoña y, por supuesto, bajo Jean, el duque de Berry, cuyo nombre se menciona con frecuencia en relación con este notable período en la historia de la iluminación. El papel de París como árbitro de la moda se consolidó bajo los príncipes de Valois.

En síntesis, los cambios experimentados por la iluminación gótica a finales del siglo XIII se traducen en una transición de la estricta y relativamente simple ornamentación de los primeros manuscritos góticos, con su lúcido trazo y sus amplias superficies coloreadas, a las exquisitas líneas y refinadas y graciosas figuras.

Puede decirse que el período románico comprende la edad de oro de los manuscritos iluminados. La historia no ha visto una fusión tan lograda de todos los elementos: el formato de libro y las proporciones de la letra y el texto, la textura de la página, las miniaturas de dos dimensiones y las iniciales historiadas, el texto en negro sobre pergamino blanco con la iluminación polícroma crecientemente dominada por el oro, en especial por la deslumbrante hoja de oro.

Querido lector, al pasar estas páginas con tus dedos trata de no dañar el texto. Nadie como el escriba sabe qué es el trabajo duro.

el estudio de los manuscritos es muy útil para la comprensión de la cultura del pasado. Hasta mediados del siglo XV, los miniaturistas franceses, incluido Jean Fouquet, se inspiraron en las espléndidas esculturas del arte alto gótico.

Los manuscritos iluminados circulaban por toda Europa e introducían nuevos gustos, nuevas ideas y nuevos estilos.

Matfres Ermengaus de Béziers