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José Mármol

Amalia

  • Sacha Alvarezalıntı yaptıgeçen yıl
    cuyas uñas rosadas y perfiladas eran el mejor testimonio de la raza a que pertenecía el señor Mandeville: esa raza sajona que se distingue especialmente por los ojos, por los cabellos y por las uñas.
  • Sacha Alvarezalıntı yaptıgeçen yıl
    Esa cuestión era simplemente una querella hereditaria entre el Sultán y el Pachá de Egipto.
  • Sacha Alvarezalıntı yaptıgeçen yıl
    Metió luego la mano por entre la pretina de los calzones, y levantando una finísima cota de malla que le cubría el cuerpo hasta el vientre, llevó la mano hasta el costado izquierdo, y se entretuvo en rascarse esa parte del pecho, por cuatro o cinco minutos a lo menos; sintiendo con ello un verdadero placer, esa organización en quien predominan admirablemente todos los instintos animales.
  • Sacha Alvarezalıntı yaptıgeçen yıl
    El color de su tez era ese pálido oscuro que distingue comúnmente a las personas de temperamento nervioso, y en cuyos seres la vida vive más en el espíritu que en el cuerpo. Su frente, poco espaciosa, era, sin embargo, fina, descarnada y redonda; y su cabello castaño oscuro, tirado tras de la oreja, dejaba descubrir los perfiles de una cabeza inteligente y bella. Sus ojos, algo más oscuros que su cabello, eran pequeños pero animados e inquietos. Su nariz recta y perfilada, su boca grande pero fresca y bien rasgada, y, por último, una expresión picante en la animada fisonomía de esta joven, hacía de ella una de esas mujeres a cuyo lado los hombres tienen menos prudencia que amor, y más placer que entusiasmo. Se ha observado generalmente, que las mujeres delgadas, pálidas, de formas ligeramente pronunciadas, y de temperamento nervioso, poseen cierto secreto de voluptuosidad instintiva que impresiona fácilmente la sangre y la imaginación de los hombres; en contrario de esa impresión puramente espiritual, que reciben de las mujeres en quienes su tez blanca y rosada, sus ojos tranquilos y su fisonomía cándida revelan cierta lasitud de espíritu, por la cual los profanos las llaman indiferentes, y los poetas, ángeles.
  • Sacha Alvarezalıntı yaptıgeçen yıl
    Era esa mujer una joven de veinte y dos a veinte y tres años, alta, algo delgada, de un talle y de unas formas graciosas, y con una fisonomía que podría llamarse bella, si la palabra interesante no fuese más análoga para clasificarla.
  • Sacha Alvarezalıntı yaptıgeçen yıl
    había en el suelo el cuerpo de un hombre, enroscado como una boa.
  • Sacha Alvarezalıntı yaptıgeçen yıl
    como otros tantos perros de presa que estuviesen velando la mal cerrada puerta de la calle.
  • Sacha Alvarezalıntı yaptıgeçen yıl
    Él trabajaba sin embargo; acudía a todas partes con los elementos y los hombres de que podía disponer. Pero, se puede repetir, que solo esa reunión de circunstancias prósperas e inesperadas que se llama fortuna, era lo único con que podía contar Rosas en los momentos que describimos;
  • Sacha Alvarezalıntı yaptıgeçen yıl
    de una fisonomía en que estaba el sello elocuente de la inteligencia, como en sus ojos la expresión de la sensibilidad de su alma
  • Sacha Alvarezalıntı yaptıgeçen yıl
    de una fisonomía en que estaba el sello elocuente de la inteligencia, como en sus ojos la expresión de la sensibilidad de su alma
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