Para convertir a las chicas en monstruos

ya no

puedo

recordar lo

cálida que

se sentía tu

risa de nicotina

cuando se

deslizaba a través

de mí.

–cómo saber cuándo de verdad se terminó

a veces

no lograr dar un cierre

nos dice más

de lo que

ese cierre

podría

jamás

sin embargo, aquí estoy, ante ti. soy la mujer que consiguió convertirse en todo lo que dijiste que nunca podría ser.

¿nunca

nadie te

advirtió

no

intentar

engañar

a una chica

que lee?

ella ya

lo

ha visto

todo.

un alivio saber que no somos los únicos que sentimos que la nieve helada no va a ceder nunca.

o bien

te llevas

todo lo que tengo

o lo sueltas todo

y te vas.

ya no

permitiré

que pasen

ambas cosas.

verás,

no soy

precisamente

de las que

se

parten

en

dos.

estoy tan exhausta del amor que no podría curarme ni con mil años de sueño dentro de una urna de cristal enterrada dos metros bajo tierra.

–el cuento de blancanieves que nadie les contó

no seré capaz de mostrarle a nadie más todas las manchas viejas que tengo en el alma, como en una visita guiada por el museo de lo arruinada que estoy.

para alguien que no cree en el destino, sí que escribo mucho sobre él

no estoy segura

de si esto

tiene sentido,

pero me

haces olvidar

cómo es

echar de menos

a alguien

que nunca

pude

decir

que era

mío.