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Raimon Panikkar

Obras completas

  • José Luis Silva Estradaalıntı yaptı4 yıl önce
    La religión no es un sentimiento, pero suministra una respuesta a la exigencia sentimental del hombre y ofrece un medio para modelar el corazón humano, elemento indispensable para el pleno desarrollo de la persona humana.
  • José Luis Silva Estradaalıntı yaptı4 yıl önce
    Es un hecho, y los modernos sincretistas y superespiritualistas deberían tenerlo presente, que un Śaṅkarācārya o un san Juan de la Cruz —por citar dos ejemplos de tan elevado misticismo que podrían hacernos pensar que sus naturalezas eran más proclives a omitir los aspectos menores de la religión— no creyeron nunca poder prescindir del ritual religioso. Rāṃkṛṣṇa, un personaje de nuestros tiempos, pudo haber sido sincretista, pudo haber pensado que los ritos eran quizá secundarios y haber tenido experiencias verdaderamente anómalas para otros creyentes; pero su instinto religioso lo orientó con cordura mostrándole que la esencia del rito no puede ser abandonada.
  • José Luis Silva Estradaalıntı yaptı4 yıl önce
    La religión no es exclusivamente una doctrina teórica o una ideología, sino un compromiso práctico y un camino realista para el ser humano normal. Formula de un modo concreto y común las sublimes exigencias de la interioridad mística. Toda religión, por ejemplo, afirma que la oración, la vida de plegaria y la meditación son necesarias para llevar una vida humana digna, de modo que el hombre pueda alcanzar el nivel real de su ser, esto es, la salvación. Pero la religión no se agota en esto, porque enseña al hombre cómo realizar estos objetivos y cuál es el minimum indispensable para este género de vida.
  • José Luis Silva Estradaalıntı yaptı4 yıl önce
    La moral como norma de conducta se apoya en el dogma que expresa las verdades últimas. La conciencia puede justificar su «inclinación», o juicio moral, solo si posee una base intelectual proporcionada por la verdad que se descubre con la inteligencia.
  • José Luis Silva Estradaalıntı yaptı4 yıl önce
    Ninguna doctrina moral, ninguna práctica dictada por una religión, es independiente de los elementos dogmáticos de esta religión. La manera práctica con la que el hombre busca realizar su fin e intenta alcanzar la perfección depende enteramente de cuál es el fin que persigue y de qué es lo que para él significa la perfección. Las leyes morales para el crecimiento y el desarrollo del ser humano son una expresión de la naturaleza de su ser. Dicho de otra manera, lo que determina la bondad de una acción humana —la acción moral— es la verdad que dicha acción realiza.
  • José Luis Silva Estradaalıntı yaptı4 yıl önce
    La concienciación puede asumir formas diversas, que abarcan desde un profundo sentido místico de mi origen divino, de mi fin y de mi ser, a una fría y sobria convicción de mi estado de criatura, que me conduce a un determinado destino —razón por la que debo realizar ciertos actos concretos de mi vida de un modo determinado—. La influencia de esa consciencia en el plano de la vida humana puede también presentar aspectos diversos: puedo, por ejemplo, encontrarme plenamente invadido por la concienciación de que mi trabajo, toda actividad mía, toda mi vida se desarrolla en la presencia de Dios y todo lo que realizo (mi salvación, realización, etc.) se lleva a cabo para su gloria; o puedo, al contrario, considerar la religión como un conjunto de simples deberes externos que debo cumplir, pero sin ninguna influencia en mi vida.
  • José Luis Silva Estradaalıntı yaptı4 yıl önce
    el movimiento del hombre hacia Dios no tendría sentido, y sería un esfuerzo impotente, si no hubiera primero el movimiento de Dios que desciende al hombre, que lo llama, que se le revela, que le muestra el camino a seguir y lo guía por este camino. La religión sería un deseo vacío y un grito impotente; es más, ni el deseo ni el grito serían posibles si la Única Fuente de todo ello no nos empujara a expresarlos.
  • José Luis Silva Estradaalıntı yaptı4 yıl önce
    Todos los otros seres vivos provienen de Dios y vuelven a Dios, pero carecen de religión. Solo el hombre posee dos facultades características: el intelecto y la voluntad. Dicho de otro modo, solo el hombre es consciente de su dependencia y por ello es capaz de colaborar en la consecución de su fin. La totalidad de los medios —verdad y actos, ideas y hechos, contemplación y acción— con los que el hombre construye su camino de retorno a Dios es religión; el camino existencial por el que el hombre llega a Dios, o alcanza la plenitud de su ser, es religión.
  • José Luis Silva Estradaalıntı yaptı4 yıl önce
    La dependencia que el hombre tiene respecto de Dios es total, se le llame Absoluto o de alguna otra manera, se le considere Inmanente o bien Trascendente, o ambas cosas a la vez, o bien se le atribuya ser persona o no. Esta dependencia no es solo inicial, sino que se mantiene en el tiempo, esto es, el hombre es actualmente dependiente de Dios y la finalidad de su vida es lograr la unión con Él (comoquiera que se exprese esta unión: identificación del propio ser con la Divinidad por medio de la realización del propio Sí-mismo, o bien participación de su Vida Divina). Esta dependencia no es un simple vínculo exterior respecto de un amo divino, sino algo que penetra en la esencia y en la existencia de nuestro ser. Además, no es una dependencia solamente temporal, sino que es también constitutiva del ser mismo. Se trata precisamente de que nuestro ser, en cuanto creado, depende de Dios, el Ser. Somos en la medida en que dependemos de Él, o sea, somos dependientes de Él, porque esta especialísima dependencia es propiamente lo que somos. Todo ser depende de Él, pero la dependencia del hombre es de una naturaleza específica y particular.
  • José Luis Silva Estradaalıntı yaptı4 yıl önce
    El «color», por ejemplo, requiere un medio visual para ser percibido, por lo que un medio acústico no podría revelarnos su coloración. Esto quiere decir que debemos situarnos frente a los hechos religiosos —como ante cualquier hecho— con todo nuestro ser y observar ante todo qué potencialidades nuestras, qué facultades nuestras se ven afectadas por esos hechos, y proceder luego a examinar las «impresiones» recibidas. Así como una persona «sorda» no puede percibir hechos acústicos, tampoco un estudioso irreligioso podrá entender la esencia de los hechos religiosos. A la postre es especialmente verdadera la afirmación de que la filosofía que uno posee depende de la clase de persona que se es.
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