La reina del azúcar

an­dén: an­ciano vio­li­nis­ta que po­see la ha­bi­li­dad de cap­tar la sin­to­nía per­so­nal de cada in­di­vi­duo

Allí con­se­guí fi­nan­cia­ción para mis in­ven­tos —son­rió sa­tis­fe­cho—. Vivo de mis pa­ten­tes. —D

Jor­ge Prie­to, el hijo de En­car­

e­cre­ta de la cre­ma del tío Ju­lián.

Ha­ri­na de maíz, un kilo, no, me­dio kilo. Azú­car, un kilo. Un li­tro de agua, vai­ni­lla y cor­te­za de li­món… —el ros­tro de Mer­ce­des se ilu­mi­nó—. ¡Dios mío!
—¿Qué es m

Has acep­ta­do, re­cuér­da­lo.

Ya veo. Como siem­pre, mamá: ocul­tas tan­to lo que pien­sas tú, por el qué di­rán, que lue­go no lo en­cuen­tras

En­ton­ces, mamá… Fe­li­pe, el hijo de Inés Bel­mon­te, es… mi pa­dre.

Es una lo­cu­ra, pero las ca­sua­li­da­des no exis­ten. Es po­si­ble que al­guien q

En­con­trar­te con bue­na gen­te.