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Bohumil Hrabal

Clases de baile para mayores

  • Tess Pedroalıntı yaptıgeçen yıl
    Manifiesto de las dos mil palabras (1968), en la Primavera de Praga. P
  • Tess Pedroalıntı yaptıgeçen yıl
    La victoria sólo se compone de palizas propinadas
  • Oscar Mendozaalıntı yaptı4 yıl önce
    Imperio, aparte de postín y mendigos, también tenía una disciplina que frecuentemente llevaba a los soldados a la desesperación
  • Oscar Mendozaalıntı yaptı4 yıl önce
    y así conseguí mantener la misma ilusión que tenía Jesucristo, nuestro Señor: salir con las bellas, pero no dejar que se te acerquen demasiado y seguir libre,
  • Oscar Mendozaalıntı yaptı4 yıl önce
    sin bragas y yo de reojo podía ver aquello que tanto le gustaba admirar a Goethe antes de ponerse a escribir un poema,
  • Yatzel Roldánalıntı yaptı5 yıl önce
    y empezó a descender de la escalera, apoyando el pie en un travesaño tras otro, hasta llegar con sus pantalones cortos abajo, a las seis cestas de cerezas recogidas esa misma tarde, continuó caminando hasta la casita de madera, cogió un balde y, apartando la tapa del pozo, lo sacó lleno de agua fresca; luego levantó las manos, se soltó la blusita manchada con el jugo de las cerezas, se desabrochó el botón del pantalón corto y, sacudiéndose la ropa, se subió la blusita para arriba, mientras el pantalón caía para abajo, y desnuda se fue a un claro, rodeado de árboles frutales, y empezó a lavarse, y el anciano, que se había pasado toda la tarde contándole historias, en ese instante quedó como fulminado, su rodilla doblada, presa de unas manos anudadas, mirando más allá de ella, hierático, arrebatado, tierno, mientras ella le hacía ese regalo que solamente una mujer puede hacer a un hombre, lavándose, a la caída del día, para unos ojos emocionados…
  • Yatzel Roldánalıntı yaptı5 yıl önce
    El sol se iba acercando a la línea del horizonte y la señorita Kamila estaba subida en una escalera de mano, comía unas cerezas y sonreía al anciano de abajo, que todos los días le trae un ramo de rosas, sustraídas en jardines ajenos, y le promete que volarán juntos de Viena a Budapest, para enseñarle todos esos lugares en los que había estado en los tiempos del Imperio Austriaco
  • Yatzel Roldánalıntı yaptı5 yıl önce
    el poeta Bondy, un día que volvía con sus dos hijos en el cochecito, me confió que el único sitio que le queda para escribir poesía es el retrete —donde se sienta con un tablero de madera para trabajar la masa, sobre el que apoya un cuaderno—, pero que incluso allí tampoco encuentra la paz, que los niños van y golpean la puerta, que eso acabaría con el mismísimo Goethe, que estaba acostumbrado a tantas cosas…
  • Yatzel Roldánalıntı yaptı5 yıl önce
    cuando el joyero Dubovský quiso saber qué hacía su hija con el novio en su ausencia, simuló ir al cine, pero en realidad estaba escondido debajo del sofá, y luego oyó cómo su hija llegaba con el chico, vio sus botas, y los dos se sentaron sobre el sofá, que se hundió, y los muelles se le clavaron en la barriga a Dubovský; después vio caer ropas al suelo, también lencería; luego las botas saltaron para arriba, pero no pudo ver más, pues un muelle del sofá le atravesó la garganta y, aunque gritaba, no le oyeron, debido a que su hija con el novio también gritaban; sólo después, cuando corrieron el sofá y sacaron el muelle de la garganta del joyero… todo esto sucedió porque quiso correr el velo del Renacimiento europeo
  • Yatzel Roldánalıntı yaptı5 yıl önce
    murieron y nada de ellas ha quedado, en cambio la figura de María Magdalena sigue emocionando a los corazones poéticos, ¡qué destino, el de un hombre tan apuesto que aprendió el oficio de carpintero!: sabía cortar la madera, hacer vigas y tarima y, de pronto, lo dejó todo y marchó a enseñar a la gente que el amor efectivo no consiste en darse un revolcón en un sofá con una señorita, sino en la pronta ayuda a quien necesita de ella
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