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Carlos Monsiváis

Misógino feminista

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  • Ana Vazqzalıntı yaptı4 yıl önce
    es un problema de misoginia: lo que sucede es previo y posterior al odio a la mujer. Cultura y literatura conciben a la mujer como una criatura sólo concebible o consignable por escrito, ya que al ser reproducida naturalistamente
  • Anaalıntı yaptıgeçen yıl
    No otra cosa es el sexismo, una suma ideológica que es una práctica, una técnica que es una cosmovisión. Una sociedad (en este caso, cualquier sociedad, porque el sexismo es un problema y una condición universales, no depende de modo mecánico de un sistema social y político, trasciende ideologías y militancias) asume, aplastantemente, su convicción inicial, fundadora: quien no se ajuste a este patrón de conducta (por no poder o no querer) será, sin remedio, un ser inferior. ¿Cuándo surge el sexismo? Históricamente, tal vez en el instante cuando, sobre el placer o el desarrollo personales, la reproducción se convierte en la meta de la relación sexual. El patriarcado lo decidió, apoyado en la biología, para la eternidad: “a la mujer dijo —afirma el Génesis—: multiplicaré en gran manera tus dolores y tus preñeces; con dolor parirás los hijos; y a tu marido será tu deseo, y él se enseñoreará de ti”.
  • Anaalıntı yaptıgeçen yıl
    na excepción es Linda Egan, quien sí menciona su interés por el feminismo, y en la bibliografía que incluye en Carlos Monsiváis. Cultura y crónica en el México contemporáneo (México, FCE, 2004) registra dos ensayos en fem. y dos en debate feminista.
  • Anaalıntı yaptıgeçen yıl
    En la revista debate feminista pedimos a nuestros colaboradores que escriban su propia ficha autobiográfica. En su momento, Carlos Monsiváis se describió a sí mismo (en tercera persona) diciendo: “Alterna su misoginia con una encendida defensa del feminismo”. En efecto, Monsiváis era un verdadero oxímoron: un misógino feminista. No es raro que solamente fueran cinco mujeres —Rosario Castellanos, Nancy Cárdenas, Simone de Beauvoir, Susan Sontag y Frida Kahlo— a quienes consagrara un texto.
  • Anaalıntı yaptıgeçen yıl
    Carlos trazaba escenarios políticos posibles, diseñaba intervenciones y nos develaba —a las propias activistas— las razones de nuestra militancia. Lo buscábamos para que nos explicara, y decía “No soy un profeta”. Sin embargo, no recuerdo ni una sola vez que no atinara en sus apreciaciones y pronósticos. Utilizaba su celebridad como un estratega político al servicio de los grupos activistas. Su fama nos abría puertas que, sin él, jamás hubiéramos franqueado
  • Anaalıntı yaptıgeçen yıl
    Además de respaldarnos con lo que escribía, otra forma de apoyarnos de Monsiváis fue la de participar como ponente en los actos que organizábamos. Por ejemplo, en 1991, ante las elecciones intermedias para diputados, se debatía la importancia de tener más representantes en el Congreso, pues no bastaba incorporar a la agenda electoral los “asuntos de mujeres”: había que contar con más mujeres en puestos de decisión pública. De modo que debate feminista organizó un foro llamado “¿De quién es la política? Crisis de representación: los intereses de las mujeres en la contienda electoral”. El plato “fuerte” era la discusión entre Monsiváis y Beatriz Paredes, entonces gobernadora de Tlaxcala. En su intervención titulada “La representación de las mujeres” —incluida en esta antología— Monsiváis mezcló datos históricos y anécdotas histéricas, e hizo una conclusión muy crítica
  • Anaalıntı yaptıgeçen yıl
    El primero, un análisis del efecto que tuvo la visita del papa en la cultura mexicana, responde a un hecho político: el Vaticano se ha convertido en el principal adversario del feminismo. Y la crónica que hace Carlos sobre la puesta en escena de su discurso antiaborto, en especial sobre las reacciones populares, fue una herramienta valiosa para la comprensión de la estrategia a seguir. En el segundo texto Carlos condensa muchas de las líneas de su pensamiento sobre las grandes batallas culturales que hay que dar, entre ellas, la del feminismo.
  • Anaalıntı yaptıgeçen yıl
    Su interés por el movimiento lo convierte en nuestro aliado más importante; y su valoración del objetivo feminista, que aparece como hilo conductor a lo largo de varios textos, nos devuelve la fe en el trabajo que estábamos haciendo:

    El feminismo avanza con rapidez (no el movimiento específico, sino la condición irrefutable de muchos de sus puntos de vista, y su influencia en la conducta social) y trastoca las reglas del juego, la consideración general del papel de la mujer (1981:20).
  • Anaalıntı yaptıgeçen yıl
    “Soñadora, coqueta y ardiente. Notas sobre sexismo en la literatura mexicana”,4 trazó la mejor definición que he leído sobre la discriminación con base en el sexo:

    No una conjura, ni una emboscada, sino, más metódica y negociadamente, una organización. La organización deliberada, alegre, exaltada, melancólica, inclemente, tierna, paternalista de una inferioridad. No otra cosa es el sexismo, una suma ideológica que es una práctica, una técnica que es una cosmovisión.
  • Anaalıntı yaptıgeçen yıl
    También Monsiváis usó aquel espacio para publicar las primeras traducciones de las feministas de la segunda ola, las colaboraciones de muchas feministas mexicanas e, incluso, el primer manifiesto “Por la legalización del aborto”,3 firmado por más de 200 figuras del mundo intelectual, artístico y feminista que, por cierto, le causó una fuerte llamada de atención del director de Siempre!, José Pagés Llergo.
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