Vicente Colombo no era un hombre vulgar, atendida su educación y familia. Hijo de un platero honrado, había recibido ejemplos de virtud y de probidad unidos a una educación regular. Pero sus malos instintos le dominaron desde muy niño y, creciendo con su edad, le indujeron a abandonar la casa paterna para lanzarse en pos de una vida vagabunda y aventurera, que a poco tiempo le arrastró al vandalismo más desenfrenado, abreviando así la vida de sus padres, que no pudieron resistir al dolor y a la vergüenza.