El viento soñador y otros relatos

habremos de temer más a las lluvias que a las sequías, porque de lo seco poco nace, salvo la humildad y la perseverancia, pero de lo húmedo, hasta las cosas más innombrables

dolor unifica. El pobre y el rico, el ganador y el perdedor, el sabio y el ignorante, todos sienten dolor de la misma manera

dejando de lado el trastorno de verse estirado, encogido o convertido de manera temporal en una criatura de pesadilla durante unas pocas horas, el resto del año disfrutábamos de una buena vida. Pero que no se os olvide que he dicho ¡«Casi siempre»!

incluso los inocentes tenían sombras

¿Qué es un sueño sino un estado lo suficientemente basado en el vivir cotidiano como para resultar creíble a la mente durmiente, y a un mismo tiempo un lugar donde absolutamente cualquier cosa podría suceder y con frecuencia sucede?

Solo que las familias normales también sufren.
Lo normal es sufrir.

El hombre muere, el linaje perdura

¿Quién había forjado entonces su destino?, se preguntó. ¿Él mismo o los demás, o quizá un dios terco y caprichoso que de algún modo lo favorecía una y otra vez? ¿O todo eso junto? ¿O no era todo, al fin y al cabo, más que pura cuestión de suerte?

El destino es la excusa que ponen quienes han fracasado para justificar su falta de agallas.