Genealogía de la soberbia intelectual

Para salir de la miseria, Baudelaire hubiera podido incursionar con más frecuencia en el periodismo, como muchos de sus contemporáneos, pero esa alternativa le repugnaba, pues aborrecía a los líderes de opinión erigidos en figuras de autoridad moral.

El delirio de superioridad moral es una enfermedad incurable, pues generalmente nadie cree padecerlo.

Versos satánicos de Salman Rushdie

como dijo Picasso, el buen gusto es el principal enemigo de la creatividad.

Si es verdad que las relaciones humanas son una lucha a muerte por el reconocimiento del uno por el otro, como creía Hegel,

La palabra «islam» significa «sumisión», y según Oswald Spengler, lo que distingue a los musulmanes de los católicos es la imposibilidad del yo como potencia libre frente a lo divino, es decir, la inexistencia del libre albedrío: «Cada tentativa por afirmar una opinión contra la voluntad de Alá expresada en el Corán se tacha de masija, es decir, no como indicio de una mala voluntad, sino como la prueba de que las potencias de las tinieblas han tomado posesión del hombre y expulsado de su interior a Dios».[18]

Ustedes no aman la palabra o no saben servirse de ella, o la glorifican de un modo muy poco amable, y el mundo articulado no sabe y no consigue averiguar qué pasa por su cabeza. El lenguaje, en sí mismo, es civilización. Toda palabra, incluso la más contradictoria, es vinculante»

En verdad, se apoderaría de nosotros el desasosiego si el mundo llegara a ser alguna vez comprensible

Un poeta «perdido en las palabras» jamás hubiera escrito Piedra de sol, un poema en que la celebración del erotismo, la crítica de los infiernos familiares y la reflexión sobre los conflictos políticos y sociales del siglo XX reflejan las inquietudes del hombre contemporáneo con una riqueza verbal y un equilibrio entre la pasión y la inteligencia jamás igualados en la poesía mexicana moderna.

Zoroastro, Mahoma, Isaías o el autor anónimo del Bhagavad Gita dominaban el arte de predicar por medio de símbolos y alegorías. La supervivencia de sus obras a través de los siglos bastaría para demostrar que fueron grandes poetas. Pero mientras sus fieles creían que la divinidad les dictó al oído los textos sagrados, los descreídos pensamos que tuvieron una gran intuición poética para inventar la lengua de los dioses.