Cómo leer un poema

La escritura no es más que lenguaje que puede funcionar perfectamente en la ausencia física de su autor, lo que no ocurriría en las conversaciones de alcoba.

el poema sobrevive a la tragedia de la que deja constancia.

el lenguaje de un poema es constitutivo de sus ideas.

idea de que los teóricos de la literatura acabaron con la poesía porque, con sus marchitos corazones y sus hipertrofiados cerebros, en realidad son incapaces de detectar una metáfora, por no hablar de una emoción sincera, es uno de los más obtusos tópicos de la crítica de nuestra época

Los poetas son, por tanto, los materialistas del lenguaje.

La voz enunciadora se desenvuelve a través del esquema métrico con la extrema flexibilidad y variación típica del verso blanco inglés; pero el tono elevado del fragmento sobrevive altivamente a todos estos ágiles giros y vueltas sintácticos.

went into a public- ’ouse to get a pint o’beer.

The publican ’e up an’ sez, «We serve no red-coats here».

The girls be’ind the bar they laughed and giggled fit to die,

I outs into the street again an’ to myself sez I:

O it’s Tommy this, an’ Tommy that, an’ Tommy, go away’;

But it’s «Thank you, Mister Atkins», when the band begins to play…

(Rudyard Kipling, «Tommy»)

La poesía permite estos súbitos cambios de lógica imaginativa, en la que el lenguaje funciona más por compresión y asociación que por conexiones completamente explicitadas.

A la poesía se la caracteriza a menudo como lenguaje que dirige la atención sobre sí mismo, o que se centra sobre sí mismo, o (como dice la jerga semiótica) lenguaje en el que el significante predomina sobre el significado.

Hay en verdad culpa a la vez que gratificación en el hecho de ser poeta: significa no relacionarse con el mundo como los demás lo hacen, aunque esto (contrariamente a la mitología popular) se deriva del hecho de estar más completamente en consonancia con él, y no por lo opuesto.