Hay una cualidad en la memoria de Gilberto Guevara Niebla, combinación de la voluntad analítica y documental con la fuerza emotiva de la evocación que vuelve a preguntarse, una y otra vez, sobre las claves del 68 en sus diversas etapas; sobre el lado luminoso de una sociedad civil que despierta de un letargo opresivo para cuestionar el lado oscuro de los manejos —literalmente criminales— que el poder diazordacista puso en juego. También aborda los antecedentes y secuelas de ese episodio cuyo legado democrático transfiguró por completo —en sólo cuatro décadas— el sistema político y la vida ciudadana. Una lección cívica trascendental. Una cuota de sangre dolorosa y traumática para una herencia pródiga. Un momento crucial en la difícil modernidad de México.