El poder de Dios para transformar su vida

es un sentido de calma en el medio de las tormentas de la vida.

Esté quieto y sepa

«Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios» (Salmos 46.10).

Miqueas 7.18 dice: «¿Qué Dios hay como tú, que perdone la maldad y pase por alto el delito? No siempre estarás airado, porque tu mayor placer es amar».

«Gran remedio es el corazón alegre». Todos necesitamos desarrollar el sentido del humor.

«El corazón tranquilo da vida al cuerpo».

corazón tranquilo da vida al cuerpo».

Dios produce el fruto del Espíritu en nosotros al permitirnos enfrentar situaciones y a personas llenas de las cualidades opuestas.

No podemos controlar todas las circunstancias de nuestra vida. No sabemos qué pasará mañana, ni siquiera hoy. No podemos controlar nuestras circunstancias, pero sí podemos controlar cómo reaccionamos ante ellas. Podemos controlar el que una experiencia nos convierta en una persona amargada o en una persona mejor. Lo que importa en la vida no es tanto lo que nos sucede sino lo que ocurre dentro de nosotros.