Pensar el cuerpo

contienen el yo; ellos son el yo corporeizado.

Nuestros límites corporales no contie

En la medida en que todo cuerpo forma parte de un orden simbólico, su estudio no puede ser reducido a la naturaleza. Muchas aproximaciones convencionales al estudio del cuerpo tienden aún a verlo como parte de un adiestramiento social que consiste principalmente en reprimir sus deseos, anular o minimizar el placer y exaltar, por encima del goce, la productividad y los éxitos conseguidos por el cuerpo disciplinado en el ámbito militar, económico, empresarial, etc., hipertrofiando el aspecto utilitario sobre el lúdico o hedónico.

historia, la política y la cultura.

Igualmente, toda representación del cuerpo está marcada por los signos de la his

Lecturas cuidadosas de textos femeninos o producidos por sujetos que han sufrido discriminación racial, sexual, etc., permiten detectar tradiciones patriarcales que revelan la supuesta superioridad de la raza blanca, aún en el discurso de quienes han sufrido esas formas de trato desigual.

El control de los cuerpos tiene en el aspecto simbólico su contraparte y deja señales en el cuerpo del texto o de la obra visual que remiten mediatizadamente a las batallas que tienen lugar en el campo político.

Ya que el cuerpo está ubicado en el vórtice mismo de las relaciones de dominación en todas las épocas, su representación manifiesta el modo en que se interioriza la posicionalidad de los sujetos, sus formas de integración en los proyectos dominantes, las jerarquizaciones y los sistemas de exclusión que se les aplican. La cuestión de la raza y el género son esenciales en la representación de lo humano, ya que ambos elementos señalan formas críticas y específicas del biopoder y de los discursos a partir de los cuales se legitiman tales disposiciones.

cuerpo se muestra, así, desprovisto de materialidad, estereotipado en poses, actitudes y apariencias. La extrema delgadez de los / las modelos, la altura exagerada, la frialdad profesional del desfile, la fugacidad y la volubilidad de los intercambios se sostienen a partir de figuras de extrema estilización, mecanizadas y vaciadas de sexualidad

Todos estos desarrollos coordinados crean nuevas formas de producción del cuerpo y de circulación de los afectos relacionados con la dimensión corporal, dando lugar a una verdadera «economía de los afectos»: