Mi punto de partida, mi principio, consiste en no admitir nunca excusas para nadie. Niego la buena intención, el error estimable, el paso equivocado, la circunstancia atenuante. Yo no bendigo, no distribuyo absoluciones. Sencillamente, lo sumo todo y luego digo: "Éste es el monto. Usted es un perverso, un sátiro, un mitómano, un pederasta, un artista, etc." Así mismo.