La muerte de la polilla

Pero casi cualquier biógrafo, si respeta los hechos, puede darnos mucho más que otro hecho para agregar a nuestra colección. Puede darnos el hecho creativo; el hecho fértil; el hecho que sugiere y engendra. De

En su estado más intenso, la imaginación del artista descarta lo que es de hecho perecedero; construye con lo que es perdurable; pero el biógrafo debe aceptar lo perecedero y construir con eso, incrustarlo en la trama misma de su obra

Alguien que ha vivido su vida, y dejado un testimonio de esa vida, no amerita también una biografía, de los fracasos a la par de los éxitos, tanto del humilde como del ilustre? ¿Y qué es la grandeza? ¿Y qué la pequeñez? El biógrafo debe revisar nuestros estándares de mérito y establecer nuevos héroes que conciten nuestra admiración

obsoletas. Su sentido de la verdad debe estar vivo y alerta, y avanzar en puntas de pie.

biógrafo debe tener la libertad de contarlo, por lo menos hasta donde la ley contra el libelo y el sentimiento humanitario lo permitan

El biógrafo está atado a los hechos, así es; pero, si es así, tiene derecho a utilizar todos los hechos disponibles

ntonces, que cuando el biógrafo se quejaba de estar limitado por los amigos, las cartas y los documentos, en realidad apuntaba a un elemento necesario para la biografía; un elemento que es también una limitación necesaria. Porque el personaje inventado vive en un mundo libre en el que los hechos son verificados por una sola persona: el propio artista. Su autenticidad radica en la verdad de la visión del artista. El

Una se hace con la ayuda de los amigos, de los hechos; la otra se crea sin ninguna clase de restricciones salvo aquellas que el artista, por razones que encuentra aceptables, decide obedecer.

El novelista es libre; el biógrafo está atado de pies y manos

pregunta: ¿qué queremos decir cuando decimos que un libro es una obra de arte