—Zofi… —La voz de Vidal era un susurro, un suspiro.
Ella intentó respirar con normalidad. Intentó zafarse de su mirada, apartarse de él. No podía hacer eso. No debía. Piensa en Elex.
Elex, que se había marchado para siempre si tenía suerte. Elex, que estaba huyendo al fin del mundo. Hacia un sitio donde nadie pudiera encontrarlo. Ella nunca sentiría sus brazos a su alrededor. Nunca volvería a besar esos labios.
Pero Vidal… Vidal estaba allí. Agarrándola de la mano. Enlazando sus dedos con los de ella, mientras su otra mano se elevaba para tocar su mejilla y su pulgar la acariciaba.
Durante un momento (un glorioso y odioso momento) el resto de la terraza se desvaneció en el fondo. Zofi se olvidó de Yasmin, del extorsionador, de los días en busca de una garantía. Olvidó al rey, el trono, a sus hermanas y la fiesta. Incluso olvidó a Elex. El nudo que sentía en su pecho.
El mundo se redujo a ese momento. A Vidal que se acercaba a ella y su cuerpo cediendo, su cabeza echándose atrás mientras cerraba los ojos y esperaba a que esos labios encontraran los suyos.