Un futuro anterior

Lo mejor de vivir con un niño de esa edad es que uno vuelve a recorrer la película de su vida, pero ahora como espectador.

Nadie tiene el control pleno de lo que escribe ni de lo que dice. La vida personal se filtra siempre, aunque en apariencia estemos hablando de otra cosa.

Vivir en pareja obliga a pequeñas renuncias –el derecho imprescriptible a estar en silencio cuando queremos, disponer de los ambientes con un cierto desparpajo, abandonarse a una forma primitiva del desorden– y a grandes concesiones.

Un momento extraordinario de la lectura sucede cuando encontramos las palabras para expresar un sentimiento muy simple que, sin embargo, había permanecido innombrable hasta ese momento

uso una palabra comodín: nada

Y así, en un ayer que es hoy, en un hoy que sin dudas ya es mañana, el final de este libro empieza a aparecer.

Graham Greene escribió que siempre hay un momento en la infancia en el que se abre una puerta y deja entrar al futuro. De todos los aprendizajes que va haciendo mi hija, el del tiempo es el más complicado, una pista resbaladiza que atraviesa a tientas, con mucha lentitud. La palabra «ayer» le sirve para englobar el campo abierto que va desde lo que sucedió hace diez minutos hasta el momento mismo de su nacimiento. Cuando dice ayer dice hace un mes, dice hace un año, dice hoy: la novela de su vida no es lineal, está atravesada por flashbacks, ribeteada de líneas que se cruzan, se pisan, se contaminan.

Un momento extraordinario de la lectura sucede cuando encontramos las palabras para expresar un sentimiento muy simple que, sin embargo, había permanecido innombrable hasta ese momento. La música a veces también puede tener ese efecto.

La pareja es la forma superior de la ficción, un cuento que nos contamos todos los días y que alguna gente, incluso, pone entre dos tapas –la libreta matrimonial– para darle la forma de una novelita.

Creemos que los niños tienen que estar siempre haciendo algo, cuando en nuestra infancia nos curtimos en el noble arte de la nada. El tiempo muerto templaba el espíritu, el vacío emitía mensajes profundos y a menudo inquietantes.