Einstein

principio de economía, de Fermat, tan válido en física como en biología y psicología

el poeta Maeterlinck —incorregible aficionado a la ciencia— cuando aseguraba que la «cuarta dimensión» ronda ya la sensibilidad de los hombres, se insinúa en ella poco a poco, y un día acabará por parecer evidente.

todo viaje tenía que ser un viaje redondo, de ida y vuelta

La exactitud, de que el espíritu occidental se precia tanto, más bien era cosa despreciada por los chinos clásicos. Pero la exactitud misma ¿es una ajustada descripción de la naturaleza y de los fenómenos sensibles, o es sólo una abstracción en el sentido en que lo es la geometría euclidiana?

misioneros que se entraban por las selvas de América, esforzándose por vaciar en los moldes del cristianismo el contenido mental, que por todas partes los desbordaba, de la teología indígena, y tratando de ajustar a la cabeza de sus catecúmenos el casco de acero de la religión importada.

el cerebro humano puede aprender a pensar «de otro modo»

la cuarta dimensión del espacio se nos anda insinuando, por las fronteras de nuestra sensibilidad, y ronda de noche nuestra conciencia.

los contemporáneos de la gran revolución copernicana, cuyos resultados han trascendido de la física astronómica hasta la filosofía del espíritu.

En vano Ortega y Gasset solicita la atención de la gente: no se trata —dice— de una gran personalidad que pasa por Madrid; se trata de un momento culminante en la historia del pensamiento humano.

Einstein —me digo— ha descubierto un diminuto intersticio entre la mecánica y la óptica. Lo que es error inapreciable para las dimensiones humanas (hasta hoy la ciencia sólo se atreve a prever, como probable aplicación futura de los principios de Einstein —y tan futura que parece un sueño— el aprovechamiento de las infinitas calorías del carbón) resulta, si se le prolonga hasta las dimensiones interplanetarias, una divergencia capaz de transformar la zarabanda astronómica.