La chica Danesa

¿Cuándo dejarás de preocuparte por lo que piensen los demás?

¿Piensa en Einar cuando es Lili? –le preguntó el médico.

–No, nunca.

–¿Y piensa en Lili cuando es Einar?

–Sí.

Einar se daba cuenta de que Lili y él compartían algo: unos pulmones color azul ostra; un corazón que no cesaba de latir; unos ojos, teñidos frecuentemente de rosa de pura fatiga. Pero su cráneo parecía contener dos cerebros, estaba hendido como una nuez: una mitad era de Einar, y la otra, de Lili.

La voz del profesor, cuando la tranquilizaba de esta forma, era como una mano sobre su hombro.

El pasado que se alejaba, el futuro que se le abría

Un pequeño secreto había acabado por convertirse en un segundo mundo del que Greta no sabía nada. Lili sentía la pena hincársele en las entrañas: su larga vida íntima juntas había quedado reducida a casi nada.

Sentía esto, sobre todo, con Henrik, cuyas manos le apretaban todas las vértebras de la espina dorsal.

La zorra estaba cazando al ratón, y en su cabeza resonaba una voz lejana: era el gritito de una niñita asustada.

Podríamos llamarte Lili.

¿Cuándo dejarás de preocuparte por lo que piensen los demás?