Repetía el renglón una y otra vez en una vozensoñadora pero resuelta y muy audible; al hombre le parecía comosi alguien le hubiera apostado a que no era capaz de decir elrenglón en voz alta dos mil veces sin parar. Cualquiera que fuera quien la había apostadoparecía estar perdiendo
R Güemesalıntı yaptıgeçen ay
comprarle su auto viejo. Ya sabe, el que llaman “La Envidia de Sísifo”,porque anda muy bien cuesta arriba si uno loempuja