Frente a este camino sin salida hacia la destrucción definitiva, la ciencia ficción habilita al capitalismo las más extraordinarias fantasías: terraformación y colonización de otros planetas, minería extraterrestre, geoingeniería climática, expectativa de vida de mil años, turismo intergaláctico, inteligencia artificial al servicio de automatizar la totalidad del trabajo asalariado. Mercancías futuristas, en suma, que emanciparán al humano de los límites planetarios y de sus propios límites biológicos, pero que solo disfrutará el 1 % de la población mundial,