El sábado toda la familia estuvo en la tienda Interiores, en la ribera Frúnzenskaia, donde compraron tres botes de pintura que necesitaban, y aquel día fue mágico. Así son las cosas. Es como si fueras una fruta exótica madura en un supermercado caro y estuvieras envuelto en una película de felicidad, fina y transparente; la película te cubre por completo: los ojos, los oídos, la nariz, la piel y las mucosas, y todo lo que miras a través de esa película es hermoso, y todo lo que tocas a través de ella es oro.