El Temor de un Hombre Sabio

Los secretos del corazón son diferentes. Son íntimos y dolorosos, y queremos, ante todo, escondérselos al mundo. No se hinchan ni presionan buscando una salida. Moran en el corazón, y cuanto más se los guarda, más pesados se vuelven.

El Lethani es hacer las cosas correctas.

Es propio del ser humano pensar en lo que tiene muy cerca del corazón.

Esa cosa que hay entre vosotros es demasiado trémula para hablar de ella. Es una chispa tan débil que hasta el aliento más suave la apagaría.

Tienes una piedra en el corazón, y hay días en que pesa tanto que no se puede hacer nada. Pero no deberías pasarlo solo. Deberías haberme avisado. Yo lo entiendo.

Es el vicio de mirar atrás. Puedes pasarte la vida mirando hacia atrás, pero no sirve de nada.

Pero en la mayoría de las cosas, en las cosas importantes, lo delicado es mejor. Lo pequeño es mejor.

Cuando quieres algo, tienes que asegurarte de que eso te quiere a ti, porque si no, pasarás muchos apuros persiguiéndolo.

Las preguntas que no podemos contestar son las que más nos enseñan. Nos enseñan a pensar. Si le das a alguien una respuesta, lo único que obtiene es cierta información. Pero si le das una pregunta, él buscará sus propias respuestas.

—Es curioso —dijo—. Hay un montón de hombres que no se proponen otra cosa que tumbarme. Y solo hay uno que intenta todo lo contrario. Asegurarse de que tengo los pies firmes en el suelo, para que no me caiga.