La fórmula de Fichte revela hasta qué punto el aliciente de su reflexión se encuentra en la pregunta de Reinhold, su predecesor en Jena. Es el fundamento que prometía presentar la filosofía elemental, que no era tanto una filosofía «primera», en el sentido metafísico del término, como la primera filosofía sin más, porque se consideraba a sí misma como una reflexión sobre el fundamento de la filosofía. Para Reinhold, esta filosofía no podía ser sino una «teoría de la facultad humana de la representación», fundada sobre la idea, bastante trivial, pero que quiere ser precisamente elemental, de que todo lo dado, todo cuanto es, para nosotros se da en el orden de la representación. Se trataba para Reinhold del «hecho primero de la conciencia»