Mucha gente, cuando escucha la palabra minimalismo, piensa inmediatamente en «vacío». Por desgracia, el concepto de «vacío» no resulta atractivo, dado que se relaciona con la pérdida, la privación y la escasez. Sin embargo, si observamos la palabra vacío desde otro ángulo (piensa en lo que sí que hay en lugar de pensar en lo que no hay), donde había vacío ahora hay «espacio». ¡Espacio! Y ¡es algo que todos podríamos aprovechar más! Espacio en los armarios, en los garajes, en las agendas; espacio para pensar, jugar, crear y divertirnos con nuestras familias... Esa es justo la belleza del minimalismo.
Piénsalo de este modo: un recipiente es más valioso cuando está vacío. No podemos disfrutar del café si en la taza hay posos viejos, ni podemos presumir de las flores de nuestro jardín si hay flores marchitas en el jarrón. Cuan