Roberto Longhi

  • Nikolai C.alıntı yaptı2 yıl önce
    Toda experiencia psicoanalítica y toda búsqueda espiritual comparten una misma paradoja: se avanza a medida que nos perdemos. Ambas son un peregrinaje hacia un no-conocimiento, hacia lo que no sabemos, y ambas tienen un punto inefable que no se puede ni se debe tocar. Ambas son experiencias fundadas en una apertura que implica disponibilidad creadora, pues avanzan hacia un «más allá». Hacia el lugar de los registros ilusorios de la consciencia, vinculado al inconsciente desconocido, a otro «más allá» de ese inconsciente que lleva hacia la «Conciencia verdadera». Allí se abarca todo en un inconsciente del inconsciente de naturaleza transpersonal.
  • Nikolai C.alıntı yaptı2 yıl önce
    Es importante volver a la cuestión que antes planteaba. ¿Qué está antes? ¿La disolución y aclaración del conflicto intrapsíquico que posibilita una mayor profundización en el iceberg o el despertar espiritual que trae paz a lo psíquico? ¿O acaso se dan de manera simultánea?

    De acuerdo con mi experiencia, creo necesario pasar primero por romper el primer muro del silencio mediante la palabra y así poder jugar en el dominio del inconsciente para dejar que los silencios fluyan, y de esa manera comprobar si espontáneamente surge el silencio espiritual.
  • Nikolai C.alıntı yaptı2 yıl önce
    El ser humano, nos recordaba Eliot en sus cuartetos, no tolera demasiada realidad, así como tampoco tolera aquello que intuye oculto entre los conceptos, las palabras o las notas musicales. Esas rendijas nos permiten vislumbrar desde muy lejos lo que, de algún modo, intuimos desesperadamente y cubrimos con el raído manto de la cultura. Porque el malestar en la cultura no es, como creía Freud, la necesaria sublimación de instintos que de otra forma nos destruirían, sino que la Cultura, y todo lo que con ella creamos, es un dar forma apaciguadora a lo que, sabemos, no tiene forma
  • Nikolai C.alıntı yaptı2 yıl önce
    Una naturaleza velada, intuida por todos, de distintas maneras, en el trino de un pájaro, en la plenitud de la música, o en los geranios que mi mujer y yo compramos ayer de camino a casa y que esta mañana florecieron. Todos generan un tipo especial de atención o de mirada, la de Freud, la de Goethe, la de todos los mortales, se dediquen o no a los libros, las partituras o los cuadros. No importa la genialidad, porque esa fuerza que surge rompiendo las redes del narcisismo que nos vimos obligados a construir para ser nos permite llegar a ser o, mejor dicho, nos permite llegar a no ser, siendo. Es entonces, en ese no-ser, donde surge el acogimiento, la no-culpa, el perdón de todo, el perdón de una espiritualidad suficientemente buena que, así como el aire sostiene al pájaro que vuela, nos sostiene a nosotros, nos-otros, en una no-dualidad, que es comunión y plenitud. Entonces, soy.
  • Nikolai C.alıntı yaptı2 yıl önce
    Un encuentro psicoterapéutico es verdadero cuando al menos uno de sus miembros lo recibe descentrado, en un estado de apertura y de disponibilidad, en un estado de no-saber desprovisto de enjuiciamiento y de prejuicios, para que el otro miembro pueda generar aperturas.
  • Nikolai C.alıntı yaptı2 yıl önce
    En definitiva, lo humano se construye. De hecho, tal vez todos nazcamos tres veces. La primera, biológicamente, separándonos del cuerpo de nuestra madre. La segunda, psicológicamente, con ayuda de un ambiente facilitador y un interdictor, un tercero presente, con Amor y diferenciación, teniendo dos parteros: la matrona, por un lado, y, por el otro, un nombre del padre operativo. Por último, nacemos una tercera vez, ese, creo, podría ser el verdadero nacimiento, no de mujer sino de nosotros mismos, cuando descubrimos quiénes somos en el centro de nuestro templo interior. Aquí, ya sin nombre, inexpresables e inefables, pero intensamente verdaderos
  • Nikolai C.alıntı yaptı2 yıl önce
    Kierkegaard clasificaba la evolución ontológica e histórico-genética de lo humano en tres etapas. Primero, la estética, en la que, como en la adolescencia, hay un predominio egoísta del yo, que solo se ocupa de sí, de realizar sus deseos, de actuar su omnipotencia psicológica, la adolescencia de la humanidad. Después, la ética, en la que comienza a haber un descentramiento de ese ego y uno pasa a sentirse miembro de la polis, con derechos y obligaciones, con renuncias y satisfacciones. Y, por último, una etapa religiosa, que Kierkegaard simboliza en la figura de Abraham, el primero de los tres patriarcas del judaísmo.
  • Nikolai C.alıntı yaptı2 yıl önce
    El de hoy es un mundo que no puede amar, uno que tan solo sabe enamorarse y carece del valor o la fuerza yoica para amar, porque es un sujeto muy débil, asustado y solitario que agoniza frente a la pantalla de un teléfono móvil
  • Nikolai C.alıntı yaptı2 yıl önce
    Quizás porque Quino ya era noventa por ciento no-yo había podido incorporar el «qué sé yo» a su ser y convertirse en el maestro ignorante, el que no sabe y es, por tanto, verdadero. Un maestro abierto, receptivo, no prejuicioso, acogedor, entregado, fracasado con éxito, olvidado de sí y humanizado. Quino lo había logrado, para nacer había nacido y había llegado vivo a la muerte, aunque supiera que no existe
  • Nikolai C.alıntı yaptı2 yıl önce
    Todos estamos rotos y esa rotura es nuestra singularidad porque habla de lo más auténtico de nosotros, de lo más personal e íntimo que tenemos. Nuestra belleza dependerá de lo que logremos componer con las huellas de todas nuestras catástrofes; y si, con la ayuda de un buen artesano, podemos revestirlas de oro sin esconderlas, adquirirán una nueva belleza que será la del perdón y la gratitud.
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