—¿Y esto qué es? —preguntó Eloise, señalando algo.
—Una planta.
—Ya sé que es una planta —rio ella—. Si no lo… —pero, cuando levantó la cabeza, vio cómo brillaban los ojos de Phillip y se calló.
—¿Puedo besarla? —preguntó él.
Supuso que si le hubiera dicho que no, se habría detenido, aunque tampoco le dio la oportunidad porque, antes de que Eloise pudiera responder, él se colocó casi pegado a ella.
—¿Puedo? —repitió, tan cerca de ella que le susurró las palabras a sus labios.
Ella asintió con un movimiento breve pero seguro y Phillip la besó con suavidad, como se supone que un hombre debe besar a una mujer con la que quizás vaya a casarse.