En realidad no sé si lo recomiendo, tal vez lo terminé por mero impulso. La historia del propio Burroughs a través del personaje de William Lee me recuerda mucho la fórmula de Ryu Murakami en Azul casi transparente o, antes, lo que hacía John Fante.
Por eso llegué a Burroughs, esperando encontrar un estilo narrativo similar al de esos dos autores, pero, al contrario, este libro lo sentí, no pesado, pero sí muy lento, innecesariamente largo y, sin embargo, por tramos la historia se queda corta. Paradójicamente, es adictivo hasta el final.