Podía cambiar cualquier destino, excepto el suyo. Nickolas Hellmore supo que el destino había llamado a su puerta en el momento en que ese contrato de la Agencia Demonía golpeó su mesa. Solo existía un pequeño problema, él no tenía la menor prisa por hacerse cargo de ello. Una mala elección que lo llevaría cuesta abajo y hacia el infierno, uno que llegaría de la mano de su cliente, la misma mujer que respondió al timbre de la puerta y decidió morirse en sus brazos. Lo último que Natalie Vanak quería hacer era morirse en los brazos del primer hombre imponente y dominante que llamó al timbre de su casa, pero lo hizo. O así lo creyó hasta que despertó, tiempo después, en una cama de hospital y con él al lado; alguien que decía haber sido enviado por la Agencia Demonía para hacer realidad cada una de sus fantasías y deseos. Solo había un pequeño problema al respecto, su visita llegaba con seis meses de retraso y el tiempo de Natalie era finito. Sumergidos en una espiral de locura y placer, deberán unir sus fuerzas para resistir en esa carrera contra el tiempo y el destino, una que ninguno puede permitirse perder, pues hacerlo, significaría renunciar a lo que más desean. Cuando el tiempo se agota y el destino se interpone en tu camino, solo tienes dos opciones: alcanzar tu meta o renunciar a todo lo que deseas.